viernes, 24 de agosto de 2007

“PALABRA ESCULPIDA”, Julio César Pineda

1.- Marco general de la tradición de la poesía haikú.
Fue en Japón en el siglo XVII con la figura de Matsuo Basho, y otros grandes maestros del haikú, a saber: Yosa Buzón, Issa y Shiki, cuando toma forma un modo fresco de hacer un tipo de poesía artísticamente superior y atractiva.
El haikú es un poema suelto, derivado del haikai no renga. Haikú es una palabra compuesta de haikai y hokku. El haikú, en definitiva es un poema de 17 sílabas y tres versos: cinco, siete, cinco.
El haikú tiene un carácter epigramático, es decir es una anotación ágil, pero de una precisión y laconismo de impresionante belleza. Es un instante eterno, un flash poético que atrapa el hallazgo del creador.
Algunos ejemplos: “Llovizna: plática / de la capa de paja / y la sombrilla” (Ryoto); “Ah, si me vuelvo, / ese que pasa ya / no es ino bruma” (Masaoka Shiki); “Un viejo estanque: / salta una rana ¡zas! / chapataleo” (Basho); “Trozos de barro: / por la senda en penumbra / saltan los sapos” (Tablada).
A partir del año 1955 Octavio Paz y el japonés Hayashiya traducen al castellano el diario de viaje de Basho Oku no Hosomichi. A partir de esta fecha esta obra fue traducida al inglés y al francés. La fascinación del arte japonés influyó en los pintores impresionistas y en los célebres Yeats, Paund, Claudel y Éluard.
En lengua castellana Efrén Rebolledo y José Juan Tablada, ambos mexicanos de principios de siglo veinte, fueron los primeros en acercar el arte y la literatura japonesa a América y España. El primero fue más retórico y modernista, el segundo más audaz y conspicuo.
Tablada publicó en 1919 el primer libro haikú en lengua castellana titulado “Un día”. En 1920 publicó otro libro de poemas ideográficos, Li-Po y en 1922 publicó de nuevo otro libro de haikú, El jarro de flores.
En ese tiempo Vicente Huidobro aparece con su obra Ecuatorial, Poemas árticos. Después, en el año 1940, el peruano Jorge Carrera Andrade publicó el libro de haikú Microgramas. En España, tardíamente, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y García Lorca empiezan a denotar el influjo japonés.

2.- Aproximación a la obra Palabra Esculpida de Julio César Pineda.
En Palabra Esculpida lo poco es mucho, como en efecto es toda obra de haikus. La agudeza del poeta en la captación de sutilezas cautivantes se hace patente: "A círculo divides la sombra, / detrás de los árboles " rueda tu soledad" (Luna).
Todo buen poeta incursiona en los laberintos de su propio yo desde donde extrae interesantes destellos de su ser, como Narciso que se contempla, no en un estanque de agua, sino en una lágrima: "Agua / que descubre otro yo / en mi rostro" (Lágrima).
Palabra Esculpida es, también, un recinto donde se hospedan los viejos ecos de militancia y compromiso social: "El que defiende derechos, /da jaula al pájaro por hogar, / bozal por educación al ladrido" (Opresión).
En este mismo orden de ideas, por poner no más que otro ejemplo, podemos leer: "El filo del cuchillo / se endulza / en los músculos del odio" (Ensañamiento")
Pineda asciende en intensidad humanista, volcado al otro, con empatía sincera, como ser que existe y no le puede ser indiferente: "Bajo una luna / no bien hecha / llevo a mi amigo en hombros hacia el universo" (Solidaridad).
El gallo, símbolo del amanecer, adquiere en la poesía de Pineda una resonancia nueva, atrevida y dislocada, pero realmente encantadora. Observemos: "El gallo vibra / ¡silencio! / le acompaña el canto del día" (Amanecer).
El encanto de la poesía amorosa, —herencia indómita de los poetas de la tradición hondureña—, sutilmente, pero con fuerza, se adueña de nuestro poeta. Un beso, un beso histórico ha marcado el inconsciente poético de nuestro autor: "Indeleble / trueno / en el recuerdo de tus labios" (Beso).
Palabra Esculpida termina honrando el amor, el encuentro con la amada: "El día humedece / donde acuerda reunirse / la intimidad de los labios" (Encuentro).
La obra de Julio César Pineda recoge lo más vivo de su experiencia creadora y lo más sintético de su imaginación. Dicho de otro modo, Palabra Esculpida resume el intento de síntesis poética de su autor, su visión del mundo, de las cosas y la realidad misma.
Dije arriba que es una obra simple, porque abarca el ser mismo del poeta y su cosmovisión artística. Lo simple en Pineda es la búsqueda de una estética donde lo poco sea mucho y viceversa.
Palabra Esculpida es un poemario "que en algún tramo abandona el estilo haikú. Obviamente, conserva el extracto e idea de éste", afirma el mismo poeta. De lo cual se puede inferir, que en sí mismo el poemario no es de haikus, sino al "estilo", "extracto" e "idea" de éstos.
Palabra Esculpida es una obra de lectura ágil, sugerente y placentera. El lector se sentirá a gusto, sin duda. Pero si el lector es incisivo y crítico notará que el intento por hacer poesía en haikus no es tarea fácil, aun para el más ducho y maestro en la composición de ese género.
No obstante, Julio César Pineda, aunque con sus imperfecciones, nos aproxima en el ámbito hondureño a una de las formas más cautivantes de la creación artística japonesa: el haikú.
Una vez más el arte de la poesía se impone con su lira. Gracias Julio César por darnos ese manojo de brevedad infinita.

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