miércoles, 18 de mayo de 2016

EMILY DICKINSON

EMILY DICKINSON
Taller Literario AFESPENCER 25.05.2016
Por Fausto Leonardo Henríquez


1. Datos biográficos

Emily Dickinson (Massachuesetts, 10/12/1830; 15/05/1886)[1]. La Universidad de Harvard (Boston) asumió la propiedad de su poesía en 1950. Cinco años más tarde se publicó la edición definitiva en tres volúmenes. En 1970 fue editada nuevamente en Londres en un solo volumen. Sus poemas están numerados hasta formar un total de 1775 poemas.

E.D., dijo de ella Juan Ramón Jiménez, «fue una mujer engracia que se llevó el secreto del mundo a la eternidad, por si estaba vacía». Jorge Luis Borges dijo también: «No hay una vida más apasionada y más solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y temerlo».

De su personalidad se dice que era poco sociable. No era una paranoica, sino una mujer sensible, emocionalmente porosa, podríamos decir que poética. Su vía de comunicación era la correspondencia, muy habitual entre los románticos de su tiempo. Su padre, un hombre dominante, fue diputado de la Cámara de Representantes de Washington.

Que E.D. fuera poco sociable no quiere decir que se encerrara en sí misma. Solitaria sí, que lo era, pero está informada de lo que sucedía a su alrededor[2]. Su entorno familiar y social, influido por el calvinismo, era eminentemente puritano, como era propia en la Nueva Inglaterra cristiana y protestante. Este ambiente influyó enormemente en el alma de la poeta que vivía en la isla de Amherst[3] lugar más conservador, ortodoxo y puritano que Boston, donde se respira un aire más liberal.

E.D., agobiada de las lecturas bíblicas, los servicios dominicales y, en general de la religión, se distancia a temprana edad de los espacios públicos de culto. Este distanciamiento le da más libertad intelectual, pero no la sustrae de su noción del pecado. Al contrario, se acentúa en ella la preocupación por la inmortalidad[4].

Llama la atención que solamente publicara 7 poemas a lo largo de toda su vida, de los 1775 que escribió. Tal vez no es mucho, pero es lo que la ha elevado a la cima de la poesía de todos los tiempos. Sus versos son racionales, reflexivos y místicos. Ella, como poeta formada en cristianismo, oscila entre la fe y lo profano. Su poesía pende de esos dos nodos. Creía en Dios, pero a la vez sentía vértigo al más allá: «Te agradecemos, oh Padre, por esta extra mente que nos enamora contra ti».

Viajó poco. Una vez a Filadelfia y Washington. Eventualmente a Boston y bastante Nueva Inglaterra. E.D. trata con cierto mohín de ironía a los hombres distinguidos, a los mercaderes y a los ministros de los púlpitos.

2. Educación literaria y espiritual

Al inicio de su formación literaria tuvo como preceptor a un abogado, muerto en 1853, el cual tenía un amplio conocimiento de la literatura.

Un segundo personaje que influyó en la sensibilidad de E.D. fue Charles Wadsworth, un reverendo presbiteriano de Filadelfia. Este ministro religioso tenía buena fama y reputación. E.D., a pesar de haberlo visto muy pocas veces, se enamoró de él en 1854. Éste no atendió a los reclamos de la joven, que se quedó amándolo, al parecer, toda la vida, con platónico idilio. El Pastor que había atraído el corazón de Emily se marchó a California en 1861 lo que produjo en la joven poeta una profunda tristeza que la llevó a refugiarse en la poesía. Los grandes temas que trata E.D. se centran en el sentido de la vida, la muerte, el amor, la naturaleza y la inmortalidad[5].

La partida de Wadsworth supuso un punto de inflexión en el ánimo y en la poesía de la joven poeta. Esto se constata al pasar de 60 poemas de media al año a escribir 300. Los motivos de inspiración poética se tornan más dramáticos, intensos, asociados a la muerte y el dolor. «Me siento aterrorizada y canto porque estoy asustada» (I have a terror and I sing because I am afreid).

Thomas Wentwort Higginson, que publicaba la revista The Atlantic Monthly, también influyó en la formación intelectual y literaria de E.D[6]. Fue bastante crítico con los primeros pasos literarios de la poeta, y parece que no llegó comprenderla del todo. Reconocía que había en sus versos vitalidad, pero según él le fallaba la forma, el metro, la medida. Ella intentó publicar, pero sus poemas sufrían arreglos en la rima que a la joven no le gustan en absoluto. Al parecer, enfadada por este hecho, no publicó jamás en la vida. Como veía que no podía publicar tal y como ella concebía la poesía, dijo: «El éxito es polvo. Si no es posible publicar sin que mi integridad sea violada, no volveré a hacerlo».

3. El estilo y forma de Emily Dickinson

E. D. es considerada una maestra de la brevedad. Su estilo está influenciado por la Biblia, sobre todo por el libro de las Revelaciones. Ella compone sus poemas tipo baladas e himnos al uso. El trabajo artístico e intelectual de E.D. fue, ciertamente, realizado en soledad[7]. Para comprender el estilo, la técnica literaria –que solo eso daría para un ensayo– y el pensamiento que está de fondo en E.D., hay que tener presente su conexión con los predecesores de la literatura Victoriana tales como Barrettt Browning, Bontës; a los fotógrafos victorianos y a los pintores angloamericanos prerafaelistas, iluministas y la Hudson River School. Según esto, está claro que gusto de la joven es victoriano[8].

Poema 216[9]

«A salvo en sus aposentos /
intactos por la mañana
en intactos por la tarde /
duermen los miembros mansos de la resurrección /
viga de raso y trecho de piedra.

Leve ríe la brisa /
en su castillo sobre ellos /
balbucea la abeja en su oído insensible,
tocan los dulces pájaros cadencias ignoradas /
¡Ah, cuánta sagacidad ha perecido aquí!»


4. Sacralidad del pensamiento

Un poema que a mí me resulta sorprendente, por original y atrevido, es The Brain. En él se pone de relieve la grandeza del alma humana. La intuición central es la siguiente: la consciencia del alma, la inteligencia, la razón, es una proyección divina. Es algo sagrado. La mente y el espíritu son una realidad humana que se une a la realidad divina. La mente, el cerebro es algo sagrado.

«El cerebro es más ancho que el cielo
porque colocados juntos
el uno contendrá al otro
con facilidad y a ti además

El cerebro es más profundo que el mar
porque contenidos azul contra azul
el uno absorberá al otro
como las esponjas hacen con los baldes

El cerebro no es más que el peso de Dios
porque sopesados libra a libra
diferirán si es que lo hacen
como la sílaba del sonido»

5. La naturaleza

Los románticos del silgo ­XIX viven con intensidad su relación con la naturaleza, sienten su influyo, su fuerza. Dicho con otras palabras, la dimensión telúrica de la tierra les atrae y asombra. E.D. se circunscribe a la nómica de los grandes poetas trascendentalistas norteamericanos[10] y de los poetas metafísicos[11] ingleses de su época, y extrae la sustancia secreta, la energía espiritual de los fenómenos y seres vivientes de la naturaleza.

Poema 130

Estos son los días en que los pájaros vuelven
muy pocos un pájaro o dos
a echar una última mirada atrás

Estos son los días en que os cielos recobran
las viejas - viejas sofisterías de junio-
un azul y dorado engañoso

Oh fraude que no puede confundir a la abeja
tu plausibilidad casi
persuade mi fe.

Hasta que filas de semillas llevan su testimonio
y en el aire suavemente alterado
una tímida hoja se precipita

Oh Sacramento de los días de verano,
oh última comunión en la niebla
permite que un niño participe.

Para compartir tus sagrados símbolos
¡Para tomar tu pan consagrado
y tu vino inmortal!

Poema 1068

Más lejos que los pájaros de verano
patética desde la hierba
una nación menor celebra
su misa discreta

No se ven ordenanzas
tan gradual la gracia
en una costumbre pensativa se convierte
que agranda la soledad

Es la más antigua que se ve al mediodía
cuando agosto ardiendo apenas
origina este cántico espectral
que simboliza reposo

Relaja como ninguna gracia
como ningún surco que brilla
y sin embargo una diferencia druídica
engrandece la naturaleza ahora


6. La preocupación por la muerte

De toda la poesía de E.D. el tema de la muerte es el más enigmático. «Cuando se va es como la distancia / en la mirada de la muerte» (Poema 258). La muerte es, como se podrá comprobar en su poesía, una constante que le aterroriza, sorprende y a veces se busca. Los gusanos le recuerdan la muerte y la desintegración. Asocia la muerte con una persona de autoridad, como un caballero que la saca de paseo: «Porque no podía esperar a la muerte / él amablemente me esperó a mí»; «Se nos deslizó de entre los dedos», dijo al recordar la muerte de su madre.

Lo que más le inquieta a E.D. no es la muerte en sí misma, sino la ‘desintegración’, el ser consciente de que un día llegará el sufrimiento y el punto final. Es el horror vacui lo que le atormenta, no la muerte en sí, sino el saber ­­–racionalmente hablando– que un día dejará de existir. La muerte aterra más al que ve morir que al que muere. Eso es lo que sucede con ella. Veamos el siguiente poema en el que una mosca (Fly buzz) simboliza la muerte, el cuerpo en descomposición.

Poema 465

Oí zumbar una mosca al morir
la quietud de la habitación
era como la quietud del aire
entre el oleaje de la tormenta

Los ojos alrededor se habían vaciado
y las respiraciones se unían firmes
para esta última aparición cuando el Rey
se presentara en la habitación

Legué mis recuerdos firmé
toda porción que de mí era
transferible y en ese momento
se interpuso un mosca

Con un zumbido azul y vacilante
entre la luz y yo
y entonces cayeron las ventanas y luego
no podía ver para ver


Arriba mencionamos al caballero amable que viene a sacarla de paseo, pues ese simpático señor es la Muerte.  La dama bella y solitaria es la poeta. El caballero, que parece un burgués por su talante de funcionario, es un galán que viene a buscarla en su calesa de lujo para dar un recorrido con ella. No se detecta la felicidad eterna, pero sí el deseo de vivir. El caballero no le trae la eternidad ni la inmortalidad. La inmortalidad se contrapone a la desintegración física. No se resuelve esa tensión. Hay un guiño de erotismo hacia el caballero. El conductor de la carroza a la vez que amable es temible. El poema que vamos a leer a continuación es uno de los más importantes escrito en lengua inglesa y uno de los mejores de la literatura universal. En él se resume toda una vida (niños), la madurez de la existencia (trigo), la previsión de la muerte (ocaso) y la tumba (casa), la eternidad (caballos).

Poema 712

Porque no podía esperar la muerte
él amablemente me esperó a mí
El carruaje nos llevaba tan solo a nosotros
y a la Inmortalidad

condujimos despacio Él conocía la prisa
y yo había dejado
mi labor y mi ocio
por su amabilidad

Pasamos la escuela, donde los niños jugaban
a la hora del recreo en el patio
Pasamos los campos de grano que nos contemplaban
pasamos el ocaso

O mejor él nos pasó a nosotros
el rocío caía trémulo y frío
pues solo de gasa, mi vestido
mi estola solo de tul

Pasamos ante una casa que parecía
una protuberancia del suelo
el tejado era apenas visible
la cornisa en el suelo

Desde entonces han pasado siglos y sin embargo
parecen más cortos que el día
en que advertí por primera vez que las cabezas de los caballos
apuntaban hacia la Eternidad


7. El amor

Que E.D. fuera una mujer solitaria no es óbice, de ninguna manera, para que ella pudiera expresar la realidad interior, los sentimientos más bellos del alma humana, como es el de sentir que vives y que amas. He aquí otro de los poemas más bellos e importantes de la literatura universal. El poema, como se podrá apreciar, que empieza de forma natural, pero luego da un giro importante y nos transporta a un universo imaginario. Este es el salto más importante. E.D. no describe un paisaje, crea uno nuevo partiendo del la realidad. El poema es una alegoría en el que se conjugan lo místico, la pequeñez (ratón), la grandeza (barco, fragatas), el erotismo (abrazo de Neptuno), de pavor y terror e inquietud.

Poema 520

Me levanté temprano cogí mi perro
y visité el mar
Las sirenas de las profundidades
salieron a mirarme

Y las fragatas de la superficie
lanzaron manos de cáñamo
suponiendo que yo era un ratón
encallado en la arena

Pero ningún hombre me movió hasta que la marea
cubrió mi sencillo zapato
y sobrepasó mi delantal y mi cinturón
y mi corpiño también

E hizo como si fuera a devorarme
totalmente, como el rocío
a una mata de diente de león
y entonces me sobresalté

y Él – Él me siguió muy cerca
sentía su talón de plata
en mi tobillo luego mis zapatos
rebosarían de perlas
Hasta que encontramos la ciudad sólida
donde no parecía conocer a nadie
e inclinándose con mirada poderosa
hacia mí – El mar se retiró

E.D. aborda también el amor físicamente. Es el amor imposible que siente por el reverendo Charles Wadsworth. Ese amor le produce un dolor interior, un tormento sicológico, que no neurótico, matizamos. Esta experiencia de ‘amor platónico’ le sirvió a la poeta como material de fondo para expresar poéticamente sus sentimientos. La inmortalidad aquí está asociada al silencio y a la desesperación. Como no puede estar junto al amado, que le deslumbra de belleza casi divina, se desespera porque como dice ella: “I cannot live with you”.




Poema 640

No puedo vivir contigo
eso sería vida
y la vida está allá
detrás de la alacena

El sacristán tiene la llave
que guarda
nueva su porcelana
como una taza

Desesperada por el ama de casa
suelta o rota
una nueva de Sèvres gusta más
las viejas rompen

No podría morir contigo
porque uno debe esperar
a cerrarle al otro la mirada
tú no podrías

Y yo ¿podría quedarme a tu lado
y ver cómo te hielas
si mi derecho de escarcha
privilegio de la muerte?

Tampoco podría resucitar contigo
porque tu rostro
borraría el de Jesús
esa nueva gracia

Que brilla clara y extraña
en mi ojo nostálgico
salvo que tú brillaras
más cerca que él

Nos juzgarían y cómo
pues tú serviste al cielo ya sabes
o lo intentaste
yo no pude

Porque tú saturabas la vista
y yo no tenía más ojos
para esa excelencia sórdida
como el Paraíso

Y si tú te condenaras, yo lo estaría
aunque mi nombre
sonara el más fuerte
en la fama celeste

Y si tú te salvaras
y a mí me condenaran
donde tú no estuvieras
eso sería infierno para mí

De modo que debemos separarnos
tú allí yo aquí
con la puerta apenas entreabierta
que son océanos y oración
y ese sustento blanco
desesperación




Emily Dickinson ha escrito unos poemas en los que vibra su alma. Ella pulsa los más auténticos sentimientos y los transporta a imágenes y símbolos que perduran en el tiempo. Este hecho, el de la permanencia en el tiempo, sirve como criterio para saber si la poesía que escriben los poetas de nuestros días pervivirá con los años y con el devenir de los siglos. No estaríamos, pues, hablando de ella si verdaderamente su obra no se sostuviera de pie más allá de lo que opinara Higginson o cualquiera de nosotros. Es una poeta inmortal en el tiempo y en la eternidad, y su paso por el mundo nos ha dejado la fragancia de un alma tímida, solitaria, resistente a la sociedad, pero grande y bella.

Querría acabar, brevemente, señalando dos cosas más. E.D. no tuvo aplausos en vida, pero su influencia ha sido decisiva en las generaciones futuras[12]. Segundo, la fe cristiana le afinó el espíritu para percibir la naturaleza, la vida, el amor y la soledad con una clara visión cristiana de que no todo se resuelve en esta estancia terrena. Por eso otea, como los caballos que alzan la cabeza hacia la eternidad, el cielo que le espera. A ese tenor, leamos un ultimo poema, como invitación a adentrarnos en la obra poética de esta lúcida mujer de Amherst, Massachusetts.


Poema 193

Sabré por qué cuando finalice el tiempo
y hay dejado de preguntarme por qué
Cristo me explicará cada angustia por separado
en la hermosa aula del cielo

Me dirá lo que “Pedro” prometió
y yo por la maravilla de su dolor
olvidaré la gota de angustia
¡Que me abrasa ahora que – que me abraza ahora!



REFERENCIAS

Carrigan, H., «Emily Dickinson and the Art of Belief», Publishers Weekly (05/11/1998), 1.
Dickinson, E., Crónica de plata, Poesía Hiperión 408, Madrid 2006.
Fernández-Ferrer, D.A., Aproximación a la poesía de Emily Dickinson: Aplicaciones didácticas. Traducción y musicalización de una selección de poemas mínimos de 1862, Granada 2001.
Gavin, T., «Visiting Emily: Poems inspired by the life & work of emily dickinson», Library Journal (12/2000), 145-147.
Kelly, R., «Emily Dickinson: Monarch of Perception», Library Journal (12/1999), 2.
Mimken, J., «A Hedge Away: The Other Side of Emily Dickinson’s Amherst», Library Journal (05/01/1997), 104.
Muschietti, D., «Traducción de poesía : forma, repetición y fantasma en el estudio comparado de traducciones de Emily Dickinson (Silvina Ocampo, Amelia Rosselli)», Orbis Tertius. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata XI (2006), 25.
Roback, D., «Emily Dickinson’s Letters To The World», Publishers Weekly (01/07/2002), 65.
Rosario Candelier, B., «La apelación espiritual en la poesía de Emily Dickinson», in Encuentro del Movimiento Interiorista, Jarabacoa, Ateneo Insular. República Dominicana 31 ottobre 2009, 9.
Vendler, H., «The Unsociable Soul -- The Passion of Emily Dickinson by Jud», The New Republic (03/08/1992), 34-37.
Walter, R.M., «White Heat: The Friendship of Emily Dickinson and Thomas Wentworth Higginson», Foreign Affairs 88 (2009), 149.





[1] Cfr. E. Dickinson, Crónica de plata. Sigo, como hilo conductor de estos apuntes, la traducción y comentario de esta obra.
[2] Cfr. R. Kelly, «Emily Dickinson: Monarch of Perception». La poesía de E.D. ha dado lugar a continuas reflexiones sin fin. No cabe duda que para entender a E.D. hay que considerar su contexto cultural, social, económico, político, religioso, pero también su biografía personal, sus flores, su publicación, sus manuscritos y sus cartas. La poeta estuvo más consciente de la realidad exterior, esto es de los hechos que acontecían en el mundo, de lo que comúnmente se piensa.
[3] Cfr. J. Mimken, «A Hedge Away: The Other Side of Emily Dickinson’s Amherst». Breve reseña que menciona fotografías, anécdotas, la pobreza, las bromas de los estudiantes universitarios que recuerdan la cara oculta de la tierra natal de la poeta.
[4] Cfr. H. Carrigan, «Emily Dickinson and the Art of Belief». Considera, después de leer los poemas y cartas de E.D., que es "una de las mayores pensadoras religiosas de su tiempo". Enfatiza que la poeta luchó con el sufrimiento y con carácter de Dios ante una época sacudida por los hallazgos de la evolución de C. Darwin, la Guerra Civil norteamericana y el poder expansivo de la Revolución Industrial. Todos estos fenómenos alteraron, sin duda, la atmósfera del protestantismo, y por ende, el alma de la poeta.
[5] Cfr. B. Rosario Candelier, «La apelación espiritual en la poesía de Emily Dickinson». p. 5. Dice este crítico: «Probablemente la insatisfacción de su apelación amorosa le hizo ponerle atención al tema de la Eternidad, que concitó su vocación espiritual y potenció el sentido de lo trascendente.» Estos grandes temas que hemos indicado, fueron tratados por E.D. junto a otros menos perceptibles para el lector no especializado como lo técnico, físico y concreto, lo cotidiano, lo filosófico, el cuidado formal y semántico. Todo ello es parte importante del desarrollo temático de Dickinson. Cfr. D. Muschietti, «Traducción de poesía : forma, repetición y fantasma en el estudio comparado de traducciones de Emily Dickinson (Silvina Ocampo, Amelia Rosselli)». pp. 16-17.
[6] Cfr. R.M. Walter, «White Heat: The Friendship of Emily Dickinson and Thomas Wentworth Higginson». E.D. llamaba a Higginson su "maestro" y era común, por la amistad que tenían, acudir a él para que la orientara literariamente. Había otras revistas y periódicos que recibía la familia y que, sin duda leía E.D., “, como “Harper ́s new monthly magazine”, “Scribnerńs monthly” y “The Atlantic monthly”.  Cfr. D.A. Fernández-Ferrer, Aproximación a la poesía de Emily Dickinson: Aplicaciones didácticas. Traducción y musicalización de una selección de poemas mínimos de 1862. p. 14.
[7] Cfr. H. Vendler, «The Unsociable Soul -- The Passion of Emily Dickinson by Jud». p. 34. Dice Vendler que la poeta de Amherst es, probablemente, la más resistente a la vida social de su generación. Ella trabaja con igual provecho dos niveles: el filosófico y el religioso. Su individualismo puede ser explicado sin Emerson y su "sofisticada teología blasfema", pero no se puede entender sin el calvinismo. Hay otras lecturas críticas, tal vez superficiales, de E.D., (aparte de las que ya se han mencionado: economía, política, religión, Guerra Civil), pero que no por ello dejaremos de mencionar, y son, a saber: la clase social (agrupaciones familiares de Amherst), sexo (si fue o no virgen, si tuvo o no un aborto) de la poeta.
[8] Cfr. Ibid. «The Unsociable Soul -- The Passion of Emily Dickinson by Jud». p. 34.
[9] Optamos por la numeración inglesa.
[10] Cfr. Cfr. o.c. ibid. D.A. Fernández-Ferrer, Aproximación a la poesía de Emily Dickinson… pp. 79-109.  A propósito de los Trascendentalistas dice el investigador que: «Su doctrina se centraba en el descubrimiento de la verdad a través del sentimiento y de la intuición más que por medio de la lógica: la capacidad de conocimiento intuitivo de la verdad, trascendiendo los sentidos».
[11] Nos referimos a William Keats, John Browne, William Wordsworth y William Blake, así como los poetas norteamericanos Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau, David Hawthorne, Longfellow y William Browning. Leyó también a Tennyson, Ruskin, Dickens. La misma E.Dickinson tiene como rasgo distintivo la dimensión metafísica. Cfr. D. Roback, «Emily Dickinson’s Letters To The World». Un punto importante aquí es que E.D. conoce y cita a las escritoras americanas como Helen H. Jackson, Harriet Beecher Stowe, Liz Stuart Phelps y Marcella Bute. Cfr. o.c. ibid. D.A. Fernández-Ferrer, Aproximación a la poesía de Emily Dickinson… p. 51-52.
[12] T. Gavin, «Visiting Emily: Poems inspired by the life & work of emily dickinson».

Localización tierra natal, República Dominicana