
María de los Ángeles López Alfaro, Santa Bárbara, Honduras, 1945. La nostalgia del paraíso perdido, originario, es una constante en la creación de esta mujer hondureña. Hay, también, en la obra de López Alfaro una impronta metafísica que, a su manera, logra exponer en versos diáfanos.
En su búsqueda interior sintoniza con lo espiritual. El influjo de la naturaleza es tal en la poética de nuestra creadora, que gracias a sus efluvios y dictados, pergeña sus mejores versos. La lírica de López Alfaro, sin duda alguna, apunta a la realidad trascendente.
Primitiva sombra
La sombra se adensa en su misma sombra
buscaba un aposento
para regocijar sus ojos
el aire en la oscuridad
le dilata su compás
y le derrite la niebla
para besarla
Un cielo desnudo
se le derrama
como marea cósmica
en la llovizna de tiempo
adormeciéndola
para regresarla
a su primitiva sombra.
Nido
El nido está en silencio
se anticipó la tinta
de la tarde con su densidad
por el mutismo de la espera
el olor de pájaro
le aumenta la ausencia
que le consume
y más viendo la rama
que le jadea la intimidad
como oleaje
que se acerca y es distante
el viento para consolarlo
le silba
y le esparce las huellas
con el calor del ausente
y hay una población
de hojas solidarias
aguardando el retorno
con la ansiedad
de lirio junto al río
cuando se aleja de él,
el agua.
Sueño
Cerrada la noche
una voz sin materia
me despierta
acarrea un espacio abierto
con auras que hacen
brillar mis manos
y que van hundiéndose en la intimidad
de mi ser
haciéndome pasar de gozo
a otra estación de sueño
Delirio del río
El río ahonda
en su misma profundidad
mira las piedras
que mudas
permanecen
calcando las huellas
del agua
escucha los murmullos
que lo inducen a una claridad
donde brota un salmo
que fluye
hacia el desfiladero
de su origen
abandonándose
Al fin emerge con el canto
saciado de azul
ante el asombro
de los nenúfares
que se reflejan
en él alucinados.
Huye barranco
Huye barranco de ese olor a escombros
a marejadas de rocas
que se precipitan en tu horizonte incierto
con puñales que aumentan el mar de la angustia
Los pájaros resucitan
las fábulas que has grabado en tu pendiente
con el filtro de la montaña y del río
ya no estarán los fantasmas
que agitan los pañuelos negros
con risas de espanto
Viene otra estación con risa
para los encorvados cipreses que te rodean
vivirás en la otra orilla
sin el horizonte inhóspito
que te hace dormir despierto
Éxtasis
El espacio está abierto como ventana
Mi peso es ligero como página blanca
La intimidad cósmica de la noche si grito
de la penumbra
rompe los pilares que aprisionan mi existencia
arribo al espacio como un ícaro seguro de sus alas
quiero encontrar la ruta abstracta
que acalla el estallido del rayo
Mi ser se hundo en la masa del éter
la baña un océano de luz
Una belleza infinita se conjuga con un palpitar
de eterna esencia
el amor de humanidad se acrisola
con el canto místico
que la redime del barro
No siento mis alas
hay un alba de silencio que es un sol de espera
un desmundo que deshoja el misterio
del divino aposento
Una música celeste hizo eco en el mar
esa aura azul ungió a los lirios
y besó mi sueño.
Una voz
Es una voz que empuja mis pasos
diciéndole a mi corazón que ande
mis ojos se van con la penumbra que se pierde
y mis sienes se encierran en el calor del aire
Es una voz de fuego
es una voz de amor
que besa mi piel de lejos.
Memoria de pájaro
Qué hacer con el eco de la distancia
que ensordece mis oídos
y palmeras que se deshacen
antes de que el mar brise su oleaje
el sol duerme en las piedras
la oscuridad las esconde
y la tormenta arrecia en mi garganta
por la agonía del mar que muere cada noche
Es inútil la espera
mis manos no poseen más nada
esta noche será larga
nacerá para quedarse y moriré despierta
pensando dónde poner mis ojos
que los evade el cielo
dónde escuchar la canción del linaje del agua
que aclama el camino de la fuente
No me da miedo mi tiempo de dolor de luna
no me da miedo tu olvido
sé que no se marchita tu memoria de pájaro.
Ya no me queda nada
Un velo me cubre y está ciego el pájaro que me mira
mis manos están inmóviles
las palabras no hacen eco
se mueren
junto con las cenizas de la lámpara que no enciende
El lirio con sus ojos tristes busca la sed del río
Ya no me queda nada
el mar cesó su oleaje
en el rumor del viento mi corazón espera
Agua que se ausenta empuja mis pies frágiles
Ya no me queda nada
el aire finge sudor en las hojas
sin haberlas tocado
sola en el andar de lejos
acercándose una luz que me abunda.
Lirio entre piedra
El tiempo y el viento
con estridente prisa
no manchan la blancura de un lirio
que se yergue sobre las piedras
La luna le da el jugo
de su manzana roja
El arroyo
el sueño de sus aguas
El cielo
da a mis ojos
un espacio interior
que proyecte
la blancura del lirio.
Bibliografía activa: Horizonte que me toca, Centro Editorial, San Pedro Sula, Honduras, 2000; Voz en el agua, Centro Editorial, San Pedro Sula, Honduras, 2002.
Bibliografía pasiva: Fausto Leonardo Henríquez: Aliento místico y trascendente en María de Los Ángeles López (Prólogo a Horizonte que me toca). Bruno Rosario Candelier: El reclamo trascendente en la lírica de María de los Ángeles (Prólogo a Voz en el agua). B. R. Candelier: El Interiorismo. Ateneo Insular, R. D., 2001. B. R. Candelier: La creación cosmopoética. Academia Dominicana de
1 comentario:
RECREARSE EN LA MISTICA E INSPIRADORA
CREACION LITERARIA ,DE LA POETISA MARIA DE LOS ANGELES LOPEZ ALFARO , ADMIRAR LA CONJUNCION DE LA REALIDAD INTERIOR Y LO BELLO DE LA NATURALEZA VIVA QUE ACTIVAMENTE PARTICIPAN PERMITE QUE SUTILMENTE NOS PRESENTE UN VERDADERO MANJAR LITERARIO.
Publicar un comentario