
Jaime Tatem Brache, Salcedo, República Dominicana, 1962. Su creación lleva, fundamentalmente, el sello de lo telúrico y lo metafísico. Poesía con fuerza, hondura y al mismo tiempo sincera, sin pose.
Brache puja por alcanzar la permanencia de los seres, los reales y los intangibles, los de la memoria. Sus visiones lo catapultan en cada rincón de la imaginación, porque la realidad que quiere permanezca trasciende los límites de la inmanencia, y lo único que queda de su lucha interior es una pira de imágenes que nos acercan a sus vivencias más entrañables y profundas.
Las visiones y los sueños
Vengo de la noche
y aunque imperfecto mi llama no cesa
Oh te has marchado
y no sé qué cielos e infiernos
pueblan tus pasos
y tu voz
y tu estatura
que son los míos sin serlos
Mas estás aquí
para siempre prisionero dentro de mí para siempre libre
tú que nunca has sido y eres desde siempre
Ay si yo pudiera extinguir la ausencia
Sin embargo
la brisa me deja oír colores dulces
y evoco el tiempo en que desde antes de los tiempos
te vieron mis ojos cerrados entre lirios y céfiros blancos
Y después hubo gritos de pies torcidos
y entre rayos y esferas entregué al mundo
las visiones y los sueños
Eras mucho más que el ser
y yo era nada
Y de pronto fue luz
y comprendí haber sido desde siempre
y brincaron los peces en las aguas
y corrieron los pájaros por el aire
y los pueblos fueron en luces y en colores
Ay pero he aquí creciendo voces demonios fantasmas
y un vientre de sombras amamanta al mundo
y llueve fuego
y siete cabezas danzando
y hormigas mongólicas tiritando de hastío
y en las páginas crecieron cascadas infinitas
de letras y de muertes
y de
sonríe nuevamente en el más oscuro espacio de luz
De mis huesos
ha de nacer un día la tortuga amada de la redención
y el mar volverá a la higüera
donde desde siempre reposan la sal y la blancura
Oh nunca te has ido y estás ausente
Ho nunca has llegado y estás siempre
Obstinado cascarón de intermitencia
tan fuera del tiempo como tu madrugada
Giro en la vida y en la muerte
y en mi ciudad de pétreas calles
y árboles con avenidas como lápidas colectivas
Extraviado en mí mismo estoy extraviado en ti
En
Sangrando he tratado de domar los días y las noches
y en el silencio gritaron tus manos mi presencia
Sigo sin saber quién soy y en el esfuerzo se me va la vida
¿A quién debo pedir no caer en el abismo?
¿A quién debo pedir salir del abismo?
¿Dónde estoy?
Universo
Aquí vivo con todos mis fantasmas
A veces nos estorbamos
y nos miramos los ojos espejados
Ya no sé si son ellos los que me atormentan
o si soy yo quien no los deja en paz
Ellos tampoco lo saben
y aquí están conmigo
Son milenios de asombros enardecidos
Son vidas de desdoblamientos sin fin
Es probable sean ellos mayor realización
Quizás yo soy el fantasma
y ellos los hombres crepusculares
A lo mejor al principio me vieron como a una criatura extraña
Así los vi yo
y aquí estoy con ellos
Aquí sin estar estamos
Aquí vivimos sin vivir
y viven su muerte como un vértigo de guerra y paz
principio y fin
luz y tinieblas
y agonías
Aquí las cosas son lo que son
y son nada
Aquí la luz es luz porque la sonrisa
-esté o no esté en las sombras-
es la continuación del llanto.
Imágenes de la muerte
Los oigo claramente.
son los fantasmas y su voces.
Los fantasmas que han regresado
(si es que alguna se fueron).
Los escucho,
con nitidez los palpan mis oídos.
Veo su canción y su quejumbre.
Sé que sufren y acaso pretenden asustarme,
tropezando por la casa que la noche habita.
Sus pasos,
hechos sombras,
vienen y van
como quejidos que pasean por el aire.
Veo su resplandor celeste,
su celaje,
sus ojos en la oscuridad:
oquedades de la sombra en que me pierdo.
Cuando reacciono
(¿ha pasado el tiempo?),
ya no soy el mismo.
algo,
alguien
-que no soy yo-
vive dentro de mí.
Soy la casa donde habitan los fantasmas.
Biografía espiritual de la madrugada
La lluvia camina sobre el zinc
y en una madrugada sin tiempo
(o en un tiempo sin madrugada)
soy uno y tres desdoblándome hasta el infinito
Renazco en un libro de páginas intermitentes
y deshago una llanura en cumbre
y la cumbre amamanta al mundo
y su leche es fuego de miel feroz
Se libera mi espíritu silvestre
Soy un águila de nubes
Veo gente
flechas
descubrimientos
conquistas
colonizaciones
y noches de hendijas luminosas
y leones de fuego abriendo girasoles de ausencias
llamadas y terrores
desembarcos y devastaciones
ojos caminando en el nido del abismo
y un hombre escribiendo un libro
un biografía espiritual de la madrugada.
Tríptico de la lluvia
(I)
Ese sonido
-silencio de la eternidad-,
es el sonido de la lluvia cayendo sobre el mundo.
la lluvia confundida con la lluvia.
La lluvia caminando sobre el zinc.
La lluvia tocando los árboles
como puertas verdes y amarillas.
La lluvia aturdida con los sueños.
La lluvia dando de beber a la tierra
y a las piedras
y al asfalto.
La lluvia paseando por los caminos de tu voz.
La lluvia preguntando por los que se han ido
y, sin embargo, permanecen.
La lluvia erizándote la piel…
(II)
Ese sonido
-silencio de la eternidad-,
es el sonido de la lluvia cayendo sobre el mundo.
Cierra los ojos y escúchalo,
siéntelo,
porque esa lluvia cae dentro de ti.
Está cayendo en tu ayer
y en otro espacio.
Y te ves en el tiempo,
bajo otra lluvia,
donde,
como ahora,
truena,
relampaguea,
sopla el viento,
y escuchas la voz de tu madre
que temerosa cubre los espejos.
(III)
Ese sonido
-silencio de la eternidad-,
es el sonido de la lluvia cayendo sobre el mundo.
La lluvia regresando desde el tiempo.
La lluvia palpitando con la vida.
Oh, la lluvia hablándote de amor.
Anagnórisis
El silencio te llora en mí
desesperado
Y el vacío que deja la rosa
cuando se va para jamás volver siempre volviendo
se ha alojado en el largo y borrascoso camino de mi frente
se ha alojado en mi pecho
se ha alojado en mi cuello
se ha alojado en la tarde muda de campanas
y en los rulos del patio
y en el ciruelo y la pocilga
Se ha alojado en la luz intermitente de estos signos
y en las noches del barrio
Ay del barrio en que no estás
O acaso mora tu voz por sus calles solitarias
O acaso mora tu espíritu en los anaqueles de tu voz
Oh tu voz precipitada por las lomas
como si el cielo llorara con Salcedo
donde todos los días del mundo fueron necesarios
para tu noche
la noche de mis noches
donde ya no tienes tiempo
no tienes espacio ya
y eres nuevo en cada tiempo y cada espacio
El silencio te llora en mí
desesperado
y en el arco iris que nace de tu oscura mansión de luz
donde fuiste estrujado por la tierra
donde el cosmos ha venido a visitarte
principio donde despierto al fin
te sabes de Dios un sueño amado
y esperas la paz que te traerán las lluvias
Oh soberano caballero de los vientos
ahora somos inmortales
Tú en mi muerte
yo en tu vida.
La casa vieja
He vuelto a la casa.
La casa que está sola.
La casa que agoniza.
Ay, cómo envejecen las casas sin sus fantasmas.
El deterioro cae a una velocidad asombrosa
y lo que fue un patio
ahora es una bruma
que clausura puertas y ventanas.
El techo se hunde.
Las aldabas,
las trancas
y las trabitas
se caen como dientes podridos y hastiados.
Las paredes se ladean.
Los cimientos agonizan.
La luz se hace escasa.
Y aunque hay silencio
-producido por una lápida
abandonada en el cuarto de atrás-,
se oye un rumor,
un grito,
un llanto.
Es la casa que agoniza.
Es el estropicio y el adiós…
pero dentro de mí
-muy dentro de mí-
está la casa intacta.
La casa de la luz.
La casa del amor.
La casa de la vida.
Bibliografía activa: La otra cara del sueño, (cuento) Cocolo Editorial, Santo Domingo, R. D., 2004. Rituales de la lluvia, (poesía) Editorial Letra Gráfica, Santo Domingo, R. D., 2005.
Bibliografía pasiva: -Pedro Camilo: El don preclaro o la otra cara del sueño (I),
Bibliografía Internet: http://www.funglode.org/FunglodeApp/ArticuloDeta.aspx?ListId=225
http://www.geocities.com/peanca_us/index.html
http://eldia.com.do/8055.aspx#
http://www.listindiario.com.do, junio, 2004
http://elcaribecdn.com, 17 de octubre, 2006.
http://www4.loscuentos.net/cuentos/link/191/191473/
http://elnacional.com.do/app/article.aspx?id=45975
http://www.listin.com.do/clasificados/cuerpos/vida/vid13.htm
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