jueves, 10 de enero de 2008

Hasta no ver…

En el nuevo libro de Armando García, “Hasta no ver…” (Munir XXI Editores, San Pedro Sula, América Central, 2007) hallamos una pieza fundamental de la idiosincrasia catracha, compuesta de una serie de narraciones cortas, escritas con deleite y viveza.

El uso de la palabra es criollo, es decir, muy hondureño, entendible y ágil. El léxico creativo de “Hasta no ver…” es característico de nuestro autor quien, no sólo escribe con garbo, sino que seduce con su palabra y su sentido del humor.

El estilo que presenta “Hasta no ver…” es fresco, encabritado y chispeante. Se sale del formalismo del cuentista tradicional que teme crear nuevos sentidos semánticos con las palabras.

En el conjunto de “Hasta no ver…” hay una crítica, a menudo hecha con fina ironía, a estamentos sociales –el militar, el judicial- los cuales tienen, de suyo, una tradición empañada por las excentricidades que les permiten sus fueros internos.

Asimismo, “Hasta no ver…” lleva a la hoguera la controversial actividad humana, la política. El autor lo hace rescatando la vida de personajes de leyenda de la tradición política popular hondureña.

Por otra parte, “Hasta no ver…” cuenta hechos rurales –muertes, venganzas- que se convierten en mosaicos imaginarios y que, a su vez, perduran en la memoria colectiva y literaria. Como ejemplo cito el cuento “Como a la una de la tarde”, para mí una historia muy bien contada. O la de “Nadie lo duda, el finado murió ahogado”.

La nueva obra de Armando García oscila entre lo real y lo imaginario. Los personajes que construye el escritor son tan reales que uno los siente como parte de la vida. Un ejemplo claro es la conmovedora historia de un salvadoreño –“Chero, el Guanaco”- que prosperó de la nada y termina en la nada. Otro ejemplo más real aún que el mencionado es el cuento “Una historia mojada” y que retrata el espíritu obsesivo de los que se van de mojados a EUA.
El látigo también se estrella en el lomo de ese misterioso fantasma que se escabulle en las estructuras de poder, el narcotráfico –“Cómo pasa el tiempo”-.

“Hasta no ver…” es, en definitiva, un libro que, a fuerza de ser claro, retrata el ser y el hacer de los hondureños como pocas veces he leído. Quien lea “Hasta no ver…” puede decir que “se echó un sorbo grueso, exhaló un placentero ¡aj!, de cura en misa”.

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Localización tierra natal, República Dominicana