EMILY
DICKINSON
Taller Literario AFESPENCER 25.05.2016
Por Fausto Leonardo Henríquez
Por Fausto Leonardo Henríquez
1. Datos biográficos
Emily Dickinson (Massachuesetts, 10/12/1830;
15/05/1886)[1]. La
Universidad de Harvard (Boston) asumió la propiedad de su poesía en 1950. Cinco
años más tarde se publicó la edición definitiva en tres volúmenes. En 1970 fue
editada nuevamente en Londres en un solo volumen. Sus poemas están numerados
hasta formar un total de 1775 poemas.
E.D., dijo de ella Juan Ramón Jiménez, «fue
una mujer engracia que se llevó el secreto del mundo a la eternidad, por si
estaba vacía». Jorge Luis Borges dijo también: «No hay una vida más apasionada
y más solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo
y temerlo».
De su personalidad se dice que era poco
sociable. No era una paranoica, sino una mujer sensible, emocionalmente porosa,
podríamos decir que poética. Su vía de comunicación era la correspondencia, muy
habitual entre los románticos de su tiempo. Su padre, un hombre dominante, fue
diputado de la Cámara de Representantes de Washington.
Que E.D. fuera poco sociable no quiere
decir que se encerrara en sí misma. Solitaria sí, que lo era, pero está
informada de lo que sucedía a su alrededor[2].
Su entorno familiar y social, influido por el calvinismo, era eminentemente puritano,
como era propia en la Nueva Inglaterra cristiana y protestante. Este ambiente
influyó enormemente en el alma de la poeta que vivía en la isla de Amherst[3]
lugar más conservador, ortodoxo y puritano que Boston, donde se respira un aire
más liberal.
E.D., agobiada de las lecturas bíblicas,
los servicios dominicales y, en general de la religión, se distancia a temprana
edad de los espacios públicos de culto. Este distanciamiento le da más libertad
intelectual, pero no la sustrae de su noción del pecado. Al contrario, se
acentúa en ella la preocupación por la inmortalidad[4].
Llama la atención que solamente publicara 7
poemas a lo largo de toda su vida, de los 1775 que escribió. Tal vez no es
mucho, pero es lo que la ha elevado a la cima de la poesía de todos los tiempos.
Sus versos son racionales, reflexivos y místicos. Ella, como poeta formada en
cristianismo, oscila entre la fe y lo profano. Su poesía pende de esos dos
nodos. Creía en Dios, pero a la vez sentía vértigo al más allá: «Te
agradecemos, oh Padre, por esta extra mente que nos enamora contra ti».
Viajó poco. Una vez a Filadelfia y
Washington. Eventualmente a Boston y bastante Nueva Inglaterra. E.D. trata con cierto
mohín de ironía a los hombres distinguidos, a los mercaderes y a los ministros
de los púlpitos.
2.
Educación literaria y espiritual
Al inicio de su formación literaria tuvo
como preceptor a un abogado, muerto en 1853, el cual tenía un amplio
conocimiento de la literatura.
Un segundo personaje que influyó en la
sensibilidad de E.D. fue Charles Wadsworth, un reverendo presbiteriano de
Filadelfia. Este ministro religioso tenía buena fama y reputación. E.D., a
pesar de haberlo visto muy pocas veces, se enamoró de él en 1854. Éste no
atendió a los reclamos de la joven, que se quedó amándolo, al parecer, toda la
vida, con platónico idilio. El Pastor que había atraído el corazón de Emily se
marchó a California en 1861 lo que produjo en la joven poeta una profunda
tristeza que la llevó a refugiarse en la poesía. Los grandes temas que trata E.D.
se centran en el sentido de la vida, la muerte, el amor, la naturaleza y la
inmortalidad[5].
La partida de Wadsworth supuso un punto de
inflexión en el ánimo y en la poesía de la joven poeta. Esto se constata al
pasar de 60 poemas de media al año a escribir 300. Los motivos de inspiración
poética se tornan más dramáticos, intensos, asociados a la muerte y el dolor. «Me
siento aterrorizada y canto porque estoy asustada» (I have a terror and I sing because I am afreid).
Thomas Wentwort Higginson, que publicaba la
revista The Atlantic Monthly, también
influyó en la formación intelectual y literaria de E.D[6].
Fue bastante crítico con los primeros pasos literarios de la poeta, y parece
que no llegó comprenderla del todo. Reconocía que había en sus versos
vitalidad, pero según él le fallaba la forma, el metro, la medida. Ella intentó
publicar, pero sus poemas sufrían arreglos en la rima que a la joven no le
gustan en absoluto. Al parecer, enfadada por este hecho, no publicó jamás en la
vida. Como veía que no podía publicar tal y como ella concebía la poesía, dijo:
«El éxito es polvo. Si no es posible
publicar sin que mi integridad sea violada, no volveré a hacerlo».
3.
El estilo y forma de Emily Dickinson
E. D. es considerada una maestra de la
brevedad. Su estilo está influenciado por la Biblia, sobre todo por el libro de
las Revelaciones. Ella compone sus poemas tipo baladas e himnos al uso. El
trabajo artístico e intelectual de E.D. fue, ciertamente, realizado en soledad[7].
Para comprender el estilo, la técnica literaria –que solo eso daría para un
ensayo– y el pensamiento que está de fondo en E.D., hay que tener presente su
conexión con los predecesores de la literatura Victoriana tales como Barrettt
Browning, Bontës; a los fotógrafos victorianos y a los pintores angloamericanos
prerafaelistas, iluministas y la Hudson River School. Según esto, está claro
que gusto de la joven es victoriano[8].
«A
salvo en sus aposentos /
intactos
por la mañana
en
intactos por la tarde /
duermen
los miembros mansos de la resurrección /
viga
de raso y trecho de piedra.
Leve
ríe la brisa /
en su
castillo sobre ellos /
balbucea
la abeja en su oído insensible,
tocan
los dulces pájaros cadencias ignoradas /
¡Ah,
cuánta sagacidad ha perecido aquí!»
4. Sacralidad
del pensamiento
Un poema que a mí me resulta sorprendente,
por original y atrevido, es The Brain.
En él se pone de relieve la grandeza
del alma humana. La intuición central es la siguiente: la consciencia del alma,
la inteligencia, la razón, es una proyección divina. Es algo sagrado. La mente
y el espíritu son una realidad humana que se une a la realidad divina. La
mente, el cerebro es algo sagrado.
«El
cerebro es más ancho que el cielo
porque
colocados juntos
el
uno contendrá al otro
con
facilidad y a ti además
El cerebro
es más profundo que el mar
porque
contenidos azul contra azul
el
uno absorberá al otro
como
las esponjas hacen con los baldes
El
cerebro no es más que el peso de Dios
porque
sopesados libra a libra
diferirán
si es que lo hacen
como
la sílaba del sonido»
5.
La naturaleza
Los románticos del silgo XIX viven con
intensidad su relación con la naturaleza, sienten su influyo, su fuerza. Dicho
con otras palabras, la dimensión telúrica de la tierra les atrae y asombra.
E.D. se circunscribe a la nómica de los grandes poetas trascendentalistas norteamericanos[10]
y de los poetas metafísicos[11]
ingleses de su época, y extrae la sustancia secreta, la energía espiritual de
los fenómenos y seres vivientes de la naturaleza.
Poema
130
Estos
son los días en que los pájaros vuelven
muy
pocos un pájaro o dos
a
echar una última mirada atrás
Estos
son los días en que os cielos recobran
las
viejas - viejas sofisterías de junio-
un
azul y dorado engañoso
Oh
fraude que no puede confundir a la abeja
tu
plausibilidad casi
persuade
mi fe.
Hasta
que filas de semillas llevan su testimonio
y en
el aire suavemente alterado
una
tímida hoja se precipita
Oh
Sacramento de los días de verano,
oh
última comunión en la niebla
permite
que un niño participe.
Para
compartir tus sagrados símbolos
¡Para
tomar tu pan consagrado
y tu
vino inmortal!
Poema
1068
Más
lejos que los pájaros de verano
patética
desde la hierba
una
nación menor celebra
su
misa discreta
No se
ven ordenanzas
tan
gradual la gracia
en
una costumbre pensativa se convierte
que
agranda la soledad
Es la
más antigua que se ve al mediodía
cuando
agosto ardiendo apenas
origina
este cántico espectral
que
simboliza reposo
Relaja
como ninguna gracia
como
ningún surco que brilla
y sin
embargo una diferencia druídica
engrandece
la naturaleza ahora
6. La
preocupación por la muerte
De toda la poesía de E.D. el tema de la
muerte es el más enigmático. «Cuando se va es como la distancia / en la mirada
de la muerte» (Poema 258). La muerte es, como se podrá comprobar en su poesía,
una constante que le aterroriza, sorprende y a veces se busca. Los gusanos le
recuerdan la muerte y la desintegración. Asocia la muerte con una persona de
autoridad, como un caballero que la saca de paseo: «Porque no podía esperar a la
muerte / él amablemente me esperó a mí»; «Se nos deslizó de entre los dedos»,
dijo al recordar la muerte de su madre.
Lo que más le inquieta a E.D. no es la
muerte en sí misma, sino la ‘desintegración’, el ser consciente de que un día
llegará el sufrimiento y el punto final. Es el horror vacui lo que le atormenta, no la muerte en sí, sino el saber
–racionalmente hablando– que un día dejará de existir. La muerte aterra más
al que ve morir que al que muere. Eso es lo que sucede con ella. Veamos el
siguiente poema en el que una mosca (Fly buzz) simboliza la muerte, el cuerpo
en descomposición.
Poema
465
Oí
zumbar una mosca al morir
la
quietud de la habitación
era
como la quietud del aire
entre
el oleaje de la tormenta
Los
ojos alrededor se habían vaciado
y las
respiraciones se unían firmes
para
esta última aparición cuando el Rey
se
presentara en la habitación
Legué
mis recuerdos firmé
toda
porción que de mí era
transferible
y en ese momento
se
interpuso un mosca
Con
un zumbido azul y vacilante
entre
la luz y yo
y
entonces cayeron las ventanas y luego
no
podía ver para ver
Arriba mencionamos al caballero amable que
viene a sacarla de paseo, pues ese simpático señor es la Muerte. La dama bella y solitaria es la poeta. El
caballero, que parece un burgués por su talante de funcionario, es un galán que
viene a buscarla en su calesa de lujo para dar un recorrido con ella. No se
detecta la felicidad eterna, pero sí el deseo de vivir. El caballero no le trae
la eternidad ni la inmortalidad. La inmortalidad se contrapone a la
desintegración física. No se resuelve esa tensión. Hay un guiño de erotismo
hacia el caballero. El conductor de la carroza a la vez que amable es temible. El
poema que vamos a leer a continuación es uno de los más importantes escrito en
lengua inglesa y uno de los mejores de la literatura universal. En él se resume
toda una vida (niños), la madurez de la existencia (trigo), la previsión de la
muerte (ocaso) y la tumba (casa), la eternidad (caballos).
Poema
712
Porque
no podía esperar la muerte
él amablemente
me esperó a mí
El
carruaje nos llevaba tan solo a nosotros
y a
la Inmortalidad
condujimos
despacio Él conocía la prisa
y yo
había dejado
mi
labor y mi ocio
por
su amabilidad
Pasamos
la escuela, donde los niños jugaban
a la
hora del recreo en el patio
Pasamos
los campos de grano que nos contemplaban
pasamos
el ocaso
O
mejor él nos pasó a nosotros
el
rocío caía trémulo y frío
pues
solo de gasa, mi vestido
mi
estola solo de tul
Pasamos
ante una casa que parecía
una
protuberancia del suelo
el
tejado era apenas visible
la
cornisa en el suelo
Desde
entonces han pasado siglos y sin embargo
parecen
más cortos que el día
en
que advertí por primera vez que las cabezas de los caballos
apuntaban
hacia la Eternidad
7.
El amor
Que E.D. fuera una mujer solitaria no es óbice, de ninguna
manera, para que ella pudiera expresar la realidad interior, los sentimientos más
bellos del alma humana, como es el de sentir que vives y que amas. He aquí otro
de los poemas más bellos e importantes de la literatura universal. El poema,
como se podrá apreciar, que empieza de forma natural, pero luego da un giro
importante y nos transporta a un universo imaginario. Este es el salto más
importante. E.D. no describe un paisaje, crea uno nuevo partiendo del la
realidad. El poema es una alegoría en el que se conjugan lo místico, la
pequeñez (ratón), la grandeza (barco, fragatas), el erotismo (abrazo de Neptuno),
de pavor y terror e inquietud.
Poema
520
Me
levanté temprano cogí mi perro
y
visité el mar
Las
sirenas de las profundidades
salieron
a mirarme
Y las
fragatas de la superficie
lanzaron
manos de cáñamo
suponiendo
que yo era un ratón
encallado
en la arena
Pero
ningún hombre me movió hasta que la marea
cubrió
mi sencillo zapato
y
sobrepasó mi delantal y mi cinturón
y mi
corpiño también
E
hizo como si fuera a devorarme
totalmente,
como el rocío
a una
mata de diente de león
y
entonces me sobresalté
y Él
– Él me siguió muy cerca
sentía
su talón de plata
en mi
tobillo luego mis zapatos
rebosarían
de perlas
Hasta
que encontramos la ciudad sólida
donde
no parecía conocer a nadie
e
inclinándose con mirada poderosa
hacia
mí – El mar se retiró
E.D. aborda también el amor físicamente. Es
el amor imposible que siente por el reverendo Charles Wadsworth. Ese amor le
produce un dolor interior, un tormento sicológico, que no neurótico, matizamos.
Esta experiencia de ‘amor platónico’ le sirvió a la poeta como material de
fondo para expresar poéticamente sus sentimientos. La inmortalidad aquí está
asociada al silencio y a la desesperación. Como no puede estar junto al amado,
que le deslumbra de belleza casi divina, se desespera porque como dice ella: “I cannot live with you”.
Poema
640
No puedo vivir contigo
eso sería vida
y la vida está allá
detrás de la alacena
El sacristán tiene la llave
que guarda
nueva su porcelana
como una taza
Desesperada por el ama de casa
suelta o rota
una nueva de Sèvres gusta más
las viejas rompen
No podría morir contigo
porque uno debe esperar
a cerrarle al otro la mirada
tú no podrías
Y yo ¿podría quedarme a tu lado
y ver cómo te hielas
si mi derecho de escarcha
privilegio de la muerte?
Tampoco podría resucitar contigo
porque tu rostro
borraría el de Jesús
esa nueva gracia
Que brilla clara y extraña
en mi ojo nostálgico
salvo que tú brillaras
más cerca que él
Nos juzgarían y cómo
pues tú serviste al cielo ya sabes
o lo intentaste
yo no pude
Porque tú saturabas la vista
y yo no tenía más ojos
para esa excelencia sórdida
como el Paraíso
Y si tú te condenaras, yo lo estaría
aunque mi nombre
sonara el más fuerte
en la fama celeste
Y si tú te salvaras
y a mí me condenaran
donde tú no estuvieras
eso sería infierno para mí
De modo que debemos separarnos
tú allí yo aquí
con la puerta apenas entreabierta
que son océanos y oración
y ese sustento blanco
desesperación
Emily Dickinson ha escrito unos poemas en
los que vibra su alma. Ella pulsa los más auténticos sentimientos y los
transporta a imágenes y símbolos que perduran en el tiempo. Este hecho, el de
la permanencia en el tiempo, sirve como criterio para saber si la poesía que
escriben los poetas de nuestros días pervivirá con los años y con el devenir de
los siglos. No estaríamos, pues, hablando de ella si verdaderamente su obra no
se sostuviera de pie más allá de lo que opinara Higginson o cualquiera de
nosotros. Es una poeta inmortal en el tiempo y en la eternidad, y su paso por
el mundo nos ha dejado la fragancia de un alma tímida, solitaria, resistente a
la sociedad, pero grande y bella.
Querría acabar, brevemente, señalando dos
cosas más. E.D. no tuvo aplausos en vida, pero su influencia ha sido decisiva
en las generaciones futuras[12].
Segundo, la fe cristiana le afinó el espíritu para percibir la naturaleza, la
vida, el amor y la soledad con una clara visión cristiana de que no todo se
resuelve en esta estancia terrena. Por eso otea, como los caballos que alzan la cabeza hacia la eternidad, el cielo que le
espera. A ese tenor, leamos un ultimo poema, como invitación a adentrarnos en la
obra poética de esta lúcida mujer de Amherst, Massachusetts.
Poema
193
Sabré
por qué cuando finalice el tiempo
y hay
dejado de preguntarme por qué
Cristo
me explicará cada angustia por separado
en la
hermosa aula del cielo
Me
dirá lo que “Pedro” prometió
y yo
por la maravilla de su dolor
olvidaré
la gota de angustia
¡Que
me abrasa ahora que – que me abraza ahora!
REFERENCIAS
Carrigan, H., «Emily Dickinson and the Art of Belief», Publishers
Weekly (05/11/1998), 1.
Dickinson, E., Crónica
de plata, Poesía Hiperión 408, Madrid 2006.
Fernández-Ferrer, D.A., Aproximación
a la poesía de Emily Dickinson: Aplicaciones didácticas. Traducción y
musicalización de una selección de poemas mínimos de 1862, Granada 2001.
Gavin, T., «Visiting
Emily: Poems inspired by the life & work of emily dickinson», Library
Journal (12/2000), 145-147.
Kelly, R., «Emily
Dickinson: Monarch of Perception», Library Journal (12/1999), 2.
Mimken, J., «A Hedge
Away: The Other Side of Emily Dickinson’s Amherst», Library Journal
(05/01/1997), 104.
Muschietti, D.,
«Traducción de poesía : forma, repetición y fantasma en el estudio comparado de
traducciones de Emily Dickinson (Silvina Ocampo, Amelia Rosselli)», Orbis
Tertius. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad
Nacional de La Plata XI (2006), 25.
Roback, D., «Emily
Dickinson’s Letters To The World», Publishers Weekly (01/07/2002), 65.
Rosario
Candelier, B., «La apelación espiritual en la poesía de Emily Dickinson», in Encuentro
del Movimiento Interiorista, Jarabacoa, Ateneo Insular. República
Dominicana 31 ottobre 2009, 9.
Vendler, H., «The
Unsociable Soul -- The Passion of Emily Dickinson by Jud», The New Republic
(03/08/1992), 34-37.
Walter, R.M., «White
Heat: The Friendship of Emily Dickinson and Thomas Wentworth Higginson», Foreign
Affairs 88 (2009), 149.
[1] Cfr. E.
Dickinson, Crónica de plata. Sigo, como hilo conductor de estos
apuntes, la traducción y comentario de esta obra.
[2] Cfr. R.
Kelly, «Emily Dickinson: Monarch
of Perception». La poesía de E.D. ha dado lugar a
continuas reflexiones sin fin. No cabe duda que para entender a E.D. hay que
considerar su contexto cultural, social, económico, político, religioso, pero
también su biografía personal, sus flores, su publicación, sus manuscritos y
sus cartas. La poeta estuvo más consciente de la realidad exterior, esto es de
los hechos que acontecían en el mundo, de lo que comúnmente se piensa.
[3] Cfr. J.
Mimken, «A Hedge Away: The Other
Side of Emily Dickinson’s Amherst». Breve reseña que menciona fotografías,
anécdotas, la pobreza, las bromas de los estudiantes universitarios que
recuerdan la cara oculta de la tierra natal de la poeta.
[4] Cfr. H.
Carrigan, «Emily Dickinson and the
Art of Belief». Considera, después de leer los poemas y
cartas de E.D., que es "una de las mayores pensadoras religiosas de su
tiempo". Enfatiza que la poeta luchó con el sufrimiento y con carácter de
Dios ante una época sacudida por los hallazgos de la evolución de C. Darwin, la
Guerra Civil norteamericana y el poder expansivo de la Revolución Industrial.
Todos estos fenómenos alteraron, sin duda, la atmósfera del protestantismo, y
por ende, el alma de la poeta.
[5] Cfr. B.
Rosario Candelier, «La apelación
espiritual en la poesía de Emily Dickinson». p. 5. Dice este crítico: «Probablemente
la insatisfacción de su apelación amorosa le hizo ponerle atención al tema de
la Eternidad, que concitó su vocación espiritual y potenció el sentido de lo
trascendente.» Estos grandes temas que hemos indicado, fueron tratados por E.D.
junto a otros menos perceptibles para el lector no especializado como lo
técnico, físico y concreto, lo cotidiano, lo filosófico, el cuidado formal y
semántico. Todo ello es parte importante del desarrollo temático de Dickinson.
Cfr. D.
Muschietti, «Traducción de
poesía : forma, repetición y fantasma en el estudio comparado de traducciones
de Emily Dickinson (Silvina Ocampo, Amelia Rosselli)». pp. 16-17.
[6] Cfr. R.M.
Walter, «White Heat: The
Friendship of Emily Dickinson and Thomas Wentworth Higginson». E.D. llamaba a Higginson su
"maestro" y era común, por la amistad que tenían, acudir a él para
que la orientara literariamente. Había otras revistas y periódicos que recibía
la familia y que, sin duda leía E.D., “, como “Harper ́s new monthly magazine”, “Scribnerńs monthly” y “The Atlantic monthly”. Cfr. D.A.
Fernández-Ferrer, Aproximación
a la poesía de Emily Dickinson: Aplicaciones didácticas. Traducción y
musicalización de una selección de poemas mínimos de 1862. p. 14.
[7] Cfr. H.
Vendler, «The Unsociable Soul --
The Passion of Emily Dickinson by Jud». p. 34. Dice Vendler que la poeta de
Amherst es, probablemente, la más resistente a la vida social de su generación.
Ella trabaja con igual provecho dos niveles: el filosófico y el religioso. Su
individualismo puede ser explicado sin Emerson y su "sofisticada teología
blasfema", pero no se puede entender sin el calvinismo. Hay otras lecturas
críticas, tal vez superficiales, de E.D., (aparte de las que ya se han
mencionado: economía, política, religión, Guerra Civil), pero que no por ello
dejaremos de mencionar, y son, a saber: la clase social (agrupaciones
familiares de Amherst), sexo (si fue o no virgen, si tuvo o no un aborto) de la
poeta.
[9] Optamos por la numeración inglesa.
[10] Cfr. Cfr. o.c.
ibid. D.A. Fernández-Ferrer,
Aproximación a la poesía de Emily Dickinson… pp. 79-109. A propósito de los Trascendentalistas dice el
investigador que: «Su doctrina se centraba en el descubrimiento de la verdad a través del
sentimiento y de la intuición más que por medio de la lógica: la capacidad de
conocimiento intuitivo de la verdad, trascendiendo los sentidos».
[11] Nos referimos a William Keats, John
Browne, William Wordsworth y William Blake, así como los poetas norteamericanos
Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau, David Hawthorne, Longfellow y William
Browning. Leyó también a Tennyson, Ruskin, Dickens. La misma E.Dickinson tiene
como rasgo distintivo la dimensión metafísica. Cfr. D.
Roback, «Emily Dickinson’s Letters
To The World». Un punto importante aquí es que E.D.
conoce y cita a las escritoras americanas como Helen H. Jackson, Harriet Beecher
Stowe, Liz Stuart Phelps y Marcella Bute. Cfr. o.c. ibid. D.A.
Fernández-Ferrer, Aproximación
a la poesía de Emily Dickinson… p.
51-52.
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