martes, 5 de mayo de 2009

GUILLERMO PÉREZ, poeta interiorista.

Guillermo Pérez Castillo, Puerto Plata, República Dominicana, 1940. El interiorismo de este poeta se caracteriza por su destellante intuición. Su capacidad de síntesis le permite lograr imágenes de una belleza extraordinaria. Va de lo aparentemente simple y llano, a lo profundo; de lo conocido a lo desconocido, o sea al misterio. Fluye y refluye en esa doble dimensión con pasmosa maestría.

Los aciertos de Pérez Castillo son evidentes y de un lirismo verdaderamente alucinante. Podemos decir, sin ambages, que su pluma es agraciada por las musas. Sus versos son, en suma, un legado a la Poética Interior.



Encuentro con el lirio


Oh ablución del origen.

Este lirio derrama intimidad…

Oh blancura de la sombra

me insufla este aliento

este requiebro de cristal.

Flor desnuda en mis aguas

me adhieren las espumas

de este insondable acecho.

Las sombras se desnudan

en un ángel que no teme al fulgor.

Deshilo este misterio.

Asiendo a ti en cascadas

que invierten el murmullo.

Fluyo a tu morada.

Tiemblo en este atajo…

Lirio ungido,

inagotado lirio…

Oh Dios…

No sabes sonreír porque nunca has llorado.

La muerte que es párpado

cierra el azar.

Sólo la luz destimbra el velo

de la muerte que es sombra.

Por un instante el tiempo

es colisión en la prolijidad

y anulación del éxtasis.

El libro es perfume

pero el aroma es irreverente

en la muerte que no sabe

de unción sino de dispersión

y en el alma

el lirio está encerrado.



Cementerio de la tarde


Un vaho blanquecino

entre árboles dormidos

y un leve sol desparramado.

El mito de la tarde aún existe…

Algo hay de mí en sus verdores apagados

en esas manchas solitarias

en ese gris transido de rostros.

Pretendo la soledad pero todo me asiste:

solo entre ramas y azahares hay una multitud insólita.

Ahora todo mi universo es fronda

silabario ancestral

brumas desdibujadas y pausas…

¿Es vivir ser parte de las cosas?

Busco las moradas donde asirme

como quien se niega a sucumbir

y sigo con la tarde descrita en luz de luciérnagas

que transitan horadando la oscuridad.

Mis corceles asidos de dioses cabalgan

y todavía la tarde es la luz podrida

cementerio azul

ráfagas de alas.

Y retengo en mis manos la tarde

abrevada pero cierta

llena de mariposas,

cocuyos fugaces

y un tropel de alas en el sueño

en las lindes de mis ángeles…

Tarde que es un espejo

un pasadizo por donde huyo a encontrarme

con mis dioses.

La tarde que urdo y despojo en arcoíris extintos

es esta de luz fallida

de soles oscuros que obnubilan los espejos.

Tiempo detenido que mitiga la luz

la célibe tristeza de los ojos que estrenan sus soles

sus cirios apagados.

Ojos de una instancia

donde todo es el chasquido de hojas magulladas

desde antes que el tiempo creara su tortuga

su horóscopo de sangre.

¿Qué tiempo no ha existido aniquilándose?

¿Qué tarde no fue esta tarde

sólo porque mis ojos la negaron?



Canto de unción


Abierto hacia la luz

sobre las aguas

está el loto en su quietud ungido

Oh flor amada

desde el fango te yergues

a lo celeste…



Silencio


Solo es cristal tan frágil

que muere si lo nombro.



Intimación


Solo un espejo limpio devuelve la mirada

de unos ojos que han visto la luz de otros espejos

Son rosas que se abren

miradas que no pierden la sombra que la ocultan

Son abiertos paisajes por donde sólo han ido

otros ojos que existen…



Caracol


Estoico caracol

Ternura y piedra

Beso duro del tiempo

que no tiene palabra



Canto de piedra


Antes

que

fueras

tiempo

camino desandado

encontró en ti la piedra su morada.



Loto


Entre rizos

del agua

laguna silente

antro de oscuridad

aludiendo la iniquidad

del lodo

emerges mística

para besar la luz



Magdalena y el pozo


Rondas que era sombra todavía

atrapada

ardiente

y esculpida

Fisión de luz

tarda la calma.

El ánfora posada en el vacío

El cántaro sediento en el deseo

La sed de otra sed la que andaba.



Canto de sombra


Por donde anda un ciego

la estrella que se pierde

el cristal que se apaga

hay un noche onda

vacía como un eco…

Una herida en la luz

como una flor abierta.

Un espejo quebrado

donde él solo se mira



De espejos


Frágil a huir

en su delirio.

Flor que se mira en agua que se ausenta

¿la nada es algo en este espejo?



Bibliografía activa: Por estos caminos; Origen del pez espina. (Publicaciones artesanales).

Bibliografía pasiva: Bruno Rosario Candelier: El Movimiento Interiorista, Ateneo Insular, R. D., 1995. B. R. Candelier: La búsqueda de absoluto, Ateneo Insular, R. D., 1997. B. R. Candelier: El Interiorismo. Ateneo Insular, R. D., 2001. B. R. Candelier: El Ideal Interior, Ateneo Insular, R. D., 2005. B. R. Candelier: La creación cosmopoética. Academia Dominicana de la Lengua, 2005.

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