lunes, 5 de enero de 2009

BALADA DE ABU GHRAIB

Era final de diciembre, 2008, cuando me dispuse a buscar en varias librerías una novela no convencional, del género de "Reportaje de Investigación", titulada "LA BALADA DE ABU GHRAIB de Philip Gourevitch y Errol Morris.


Mi interés no era tanto la novela en sí misma como el tema que abordaba: las torturas de la cárcel de Abu Ghraib. Los soldados norteamericanos, en plena gurra de EUA contra Irak, practicaron sendas torturas a presos iraquíes que dieron la vuelta al mundo. (En cualquier buscador de internet se pueden localizar fácilmente). Aquello a mí me impresionó sobremanera.


Unos meses atrás, concretamente en mayo, el pintor colombiano Botero expuso en el IVAM de Valencia, España, una serie de obras -decenas en realidad, cuyo título era precisamente Abu Ghraib- en las que magnificaba con su estilo singular de destacar sus figuras los atropellos de los verdugos hacia aquellas gentes desvalidas e indefensas.


A mí la exposición de Botero me dejó afectado, es decir, inquieto, con deseos de abundar más en el asunto por otras fuentes. Y mira por dónde que, sin esperarlo, sale publicada esta novela, cuya lectura no dejará igual al lector. "La balada de Abu Ghraib" es una novela polémica, crítica, cuestionadora de los valores de la sociedad norteamericana -básicamente del Ejército, Inteligencia Militar, CIA, Gobierno de W. Bush- y de su vulnerabilidad en el cumplimiento de tratados (el de Ginebra sobre todo, que marca los criterios de actuación en tiempos de guerra), reglamentos militares y derechos humanos.


"La balada de Abu Ghraib" no es una novela de ficción, no, es un documental narrado con un estilo periodístico muy fino, aunque no tremendista. Hay que entrar en su lectura con la mentalización de que no vamos a leer una saga de Harry Potter, sino a presenciar de lo que somos capaces de hacer con nuestros semejantes cuando se pierde el sentido de la realidad y de la existencia.


Con motivo de la exposición de Fernando Botero, que fui a ver dos veces, tomé unos notas en mi agenda que acabaron en un artículo publicado en La Prensa de Honduras. Lo uno a mi comentario porque contiene otras impresiones, tal vez no muy diferentes de la narrativa de Philip Gourevitch y Errol Morris.


BOTERO, “ABU GHRAIB”


22 de mayo, 2008. Fernando Botero expone en el IVAM, Valencia, España, la colección “Abu Ghraib” (AG). El poeta español, Dámaso Alonso, tiene un libro muy reconocido, titulado: “Los hijos de la ira”. AG bien puede tener este otro nombre sin menoscabar la idea del artista de la plástica colombiana.


Los rasgos de la pintura de Botero, como es conocido por muchos, son extraordinariamente vigorosos, destacados, de gran volumen y de fuertes colores. En la colección AG Botero hace un “película” bien trazada de lo que ha sido y sigue siendo la guerra provocada por el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, presidido por el saliente presidente W. Bush.


AG narra a través del óleo la atrocidad de una guerra que nadie quiso. Sobre todo representa gestos de la maldad humana, a saber: tortura, fiereza –la cual se puede ver obras como AG 45, 52, 75-, insensibilidad, crueldad, vejación, inhumanidad, burla, bajeza, brutalidad, placer en lastimar, injusticia, fuerza bruta, dureza salvaje, poder opresión y dominio –AG 52, 60-.


Del otro lado está la víctima, con evidentes sufrimientos –con amagos cristianos, AG 47, 75-. Las víctimas de AG se ven indefensas, atacadas, adoloridas, amoratadas, sangrantes, despojadas de sus ropas, torturadas, abocadas a la muerte, desprotegidas, encarceladas, con gestos de dolor y postración, con gritos de desesperación, menos que humanos, extenuados, agotados, muertos.


Las 24 pinturas en óleo y los 22 dibujos que componen la serie AG denuncian el espíritu de esta época que, bajo la égida de la libertad, viola los derechos humanos fundamentales. AG pone en evidencia la verdad histórica de la guerra de Irak, aquello que es capaz de hacer y sufrir el hombre. Botero lleva la verdad de AG al arte y ésta, a su vez, se convierte en una lección de humildad. No somos tan inocentes como parece.


AG es un aviso de lo que está pasando en otras partes del mundo como Cuba, Chad, Congo, China, etc. Por estas obras de Botero –como el “Tres de mayo de 1808”, de Goya o el “Guernica” de Picasso- nos juzgarán a los hombres de hoy, especialmente, a G. W. Bush.


Una vez más el arte ha servido para aleccionar al mundo des la bajezas humanas, pero también de nuestra inteligencia para evitar el mal, el dolor y la muerte de nuestros semejantes.

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